Es importante conocer, que en la práctica del fútbol y de cualquier actividad deportiva bien sea de manera profesional o amateur, el acompañamiento por parte de un fisioterapeuta especializado en el área deportiva es de suma importancia, ya que, se buscará no solo prevenir y abordar las distintas patologías o lesiones que puedan estar presentes, sino que también se puede favorecer la mejoría del rendimiento del atleta, es por ello, que te recomendamos asistir a nuestro centro de rehabilitación y fisioterapia en Logroño en donde contamos con un equipo de fisioterapeutas especializados en el área deportiva que se encargarán de realizar un abordaje integral adaptado a tus necesidades como atleta.
Articulación de la rodilla
Se habla de una de las articulaciones más importantes y principales del cuerpo humano, siendo reflejada como un puente de conexión y transferencia de cargas axiales entre la cadera y el tobillo, participando en su mayoría durante la bipedestación y marcha, actuando en distintas actividades del día a día, éste complejo articular se compone directamente por dos (2) articulaciones las cuales se describen a continuación:
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Articulación femorotibial: Se trata de una articulación muy grande la cual es definida como una condílea o bicondílea que puede llegar a realizar movimientos sobre dos (2) planos y ejes imaginarios de movimiento que en éste caso viene siendo la flexoextensión y la rotación, sus carillas articulares están conformadas directamente por los cóndilos femorales quienes se unen a las mesetas tibiales.
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Articulación femoropatelar: Teniendo quizá el mismo nivel de importancia funcional que la antes mencionada, se trata de una articulación de tipo troclear o gínglimo la cual facilita mediante movimientos de ascenso y descenso la flexoextensión, sus carillas articulares se ven compuestas por la cara posterior de la rótula o patela quien se ve fijada al surco intercondíleo del fémur.
Es importante resaltar que éste complejo articular cuenta con importantes estructuras de estabilización pasiva los cuales se encargan de limitar de manera fisiológica los movimientos activos a nivel de dicha articulación en función de evitar lesiones en las estructuras que la conforman, así pues, dentro de estos estabilizadores pasivos se puede mencionar los siguientes:
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Ligamento colateral externo o lateral: El cual parte del cóndilo lateral o externo del fémur y se fija a la cabeza del peroné.
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Ligamento colateral medial o interno: Mismo que une al cóndilo interno del fémur con la meseta interna de la tibia.
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Ligamento cruzado anterior: Siendo uno de los más conocidos e importantes, tiene su origen a nivel del área intercondílea anterior desde donde se dirige de manera oblicua y cruzada para terminar sobre el borde interno del cóndilo lateral del fémur, dicho ligamento es de suma importancia para lograr controlar los movimientos en sentido anterior de la tibia con respecto al fémur durante la marcha y carrera
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Ligamento cruzado posterior: El cual se origina a nivel del área intercondílea posterior desde donde se dirige de manera oblicua y en sentido ascendente hasta terminar sobre el borde externo del cóndilo medial del fémur, participando en el control de los movimientos en sentido posterior de la tibia con respecto al fémur.
Por otra parte, también existen los llamados meniscos interarticulares los cuales se encargan directamente de amortiguar el peso de la carga axial proveniente de estructuras superiores, mismos que se describen a continuación:
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Menisco interno: El cual posee una forma de semicírculo, está compuesto por un tejido de fibrocartílago no muy denso y se ubica entre el cóndilo medial y la meseta interna de la tibia.
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Menisco externo: Mismo que posee una forma de círculo completo y está compuesto por un fibrocartílago muy resistente, el cual a su vez posee estabilizadores propios que provienen de fascículos del músculo poplíteo.
En tal sentido, se puede decir que éstas estructuras de estabilización y amortiguación están susceptibles a padecer lesiones o daños estructurales a causa de múltiples factores que pueden intervenir en la biomecánica del atleta durante la práctica de alguna actividad deportiva.
¿En qué consiste una triada fatídica?
Se trata de una de las lesiones más comunes y temidas por los futbolistas la cual consiste en una lesión de tres (3) estructuras que componen la articulación de la rodilla involucrando principalmente una rotura del menisco interno, rotura del ligamento cruzado anterior y una rotura o esguince del ligamento colateral externo, llegando a originar una clínica sumamente dolorosa y molesta para el atleta.
Involucra principalmente una rotura del menisco interno, ligamento cruzado anterior y ligamento colateral externo…
Suele ser originada por un factor de valgo dinámico de rodilla que se realiza en conjunto a una rotación externa de la misma o en su defecto un varo dinámico de rodilla con una rotación interna de la misma, esto suele ocurrir principalmente durante la práctica deportiva bien sea por un golpe directo en la articulación, alguna caída u otro factor que pueda influir en ello.
¿Qué síntomas aparecen tras una triada fatídica?
Al tratarse de una lesión muy violenta, las manifestaciones clínicas que se presentan pueden llegar a ser muy incapacitantes para el atleta en donde se puede incluir lo siguiente:
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Inflamación generalizada en toda la región de la pierna.
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Edematización o retención de líquido en las zonas afectadas.
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Dolor agudo y punzante sobre la rodilla el cual se agrava al movimiento.
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Por lo general la persona que padece de ésta lesión suele sentir un jalón o crepitación al momento de la misma.
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Existe una gran inestabilidad articular siendo imposible el apoyo del miembro y por consiguiente la descarga de peso.
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Existe una disminución o limitación del rango de movimiento en sentido de la flexoextensión de la rodilla.
¿Cuál es el pronóstico del atleta que padece una triada fatídica?
Una vez padecida ésta lesión el proceso de rehabilitación deberá ser adaptado a las necesidades del atleta, pudiendo tener un tiempo de recuperación máxima que puede variar entre los 6 meses hasta un año o más, dependiendo de la evolución del mismo durante el proceso de rehabilitación, sin embargo, las posibilidades de que el atleta vuelva a la actividad deportiva de alto rendimiento es muy por debajo del 50% de los casos, en donde no solo se ve asociado el factor funcional y biomecánico sino también el factor psicoemocional.
Tratamiento en FisioClinics Logroño para la triada fatídica
El abordaje de este tipo de lesión debe seguir un protocolo en donde se debe tomar en cuenta los tiempos de recuperación de los tejidos afectados en donde se puede dividir en distintas fases teniendo así lo siguiente:
Primera fase
La cual involucra los primeros días y semanas después de haber ocurrido la lesión, en donde se debe principalmente favorecer la mitigación de las distintas manifestaciones clínicas en donde se puede hacer uso de distintas maniobras como pueden ser:
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INDIBA: Tratamiento en donde se puede favorecer la analgesia y al mismo tiempo la restauración de los tejidos afectados.
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Ultrasonido: Mismo que puede generar un efecto mecánico sobre los tejidos dañados en función de poder favorecer la llegada de células reparadoras sobre los tejidos dañados y brindar analgesia frente al dolor
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Drenaje linfático manual: En donde se busca principalmente drenar el líquido acumulado en la región lesionada.
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Movilizaciones pasivas y activas asistidas: En donde se debe movilizar el miembro en función de mantener la movilidad y a su vez de ser posible avanzar de manera progresiva a los movimientos activos.
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Técnicas manuales ortopédicas: Donde se puede favorecer la manipulación intraarticular en función de mejorar el movimiento articular y favorecer la mitigación de los distintos síntomas.
Segunda fase
La cual abarca desde varias semanas a los primeros meses del proceso de rehabilitación en donde se busca lograr el fortalecimiento de los músculos estabilizadores en donde se puede hacer uso de lo siguiente:
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Ejercicio terapéutico: En donde se deben realizar de manera progresiva ejercicios de fortalecimiento comenzando con la realización de contracciones isométricas luego avanzando a las concéntricas y excéntricas respectivamente.
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Reeducar la descarga de peso y la marcha: Para ello se debe enseñar nuevamente la correcta ejecución de cada una de las fases de la marcha, además de ello, ejercicios destinados a realizar el apoyo unipodal y descarga de peso respectivamente.
Tercera fase
Siendo la última, la cual involucra los últimos meses en donde se debe favorecer la reeducación al gesto deportivo en el fútbol mediante la mejoría de las distintas valencias físicas como la fuerza, resistencia, velocidad, potencia, entre otros, en función de buscar el regreso del atleta al campo de fútbol, en donde se puede hacer uso de ejercicios pliométricos que trabajen la coordinación y velocidad de reacción del atleta.