La cuantificación de las cargas de entrenamiento, es sin duda una de las partes más importantes del proceso de preparación deportiva, pues ello permite organizar, prescribir y optimizar los estímulos de entrenamiento para controlar los estados de forma del deportista y maximizar su rendimiento, además gracias a la cuantificación y monitorización de esas cargar nos podemos aproximar al grado de fatiga que se presenta en el atleta posterior a la sesión de entrenamiento, y en base a eso tener la información de que aplicar o corregir para prevenir lesiones y sobreentrenamiento.
Uno de los principales objetivos de un entrenador, o preparador físico es conseguir un estado óptimo de forma para su equipo, por ende una programación idónea exige un adecuado control, así pues existen diferentes tipos de cargas, dentro de las cuales tenemos:
- Carga Externa: Hace referencia a la cantidad de trabajo y esfuerzo asignado.
- Carga Interna: Es el efecto que causa en el organismo la carga externa. En este caso hablamos de las variables de fuerza y la frecuencia cardiaca.
De tal manera que sumado a lo anterior, debemos diferenciar las cargas fisiológicas y mecánicas, la primera suele referirse a una demanda energética y al sistema cardiovascular, en el fútbol suele medirse con variables GPS, en este caso cinéticas (distancias y Umbrales de velocidad), así como la potencia metabólica, en cuanto a la carga mecánica o biomecánica esta es más específica y trabaja mediante GPS pero con del aparato musculoesquelético, las variables en este caso son la aceleración y la desaceleración y se pone de manifiesto cómo el sistema musculoesquelético está respondiendo al trabajo que se realiza con él.
Así tenemos que a nivel biomecánico muchas veces se presenta una dicotomía ya que se trabaja tanto con GPS como con sensores inerciales, de tal modo que se realizan mediciones diferentes pero con un mismo fin, por lo que se debe hacer una integración entre los dos a la hora de trabajar para obtener los mejores resultados con el deportistas.